La Congregación de las Hermanas del Amor de Dios fue fundada en Toro, Zamora (España) el 27 de abril de 1864 por el Venerable Padre Jerónimo Mariano Usera, sacerdote comprometido con la educación y la promoción de los valores cristianos. Su misión principal es educar integralmente a las personas, destacando la importancia del amor, el respeto y la justicia en todas sus acciones.
Inspiradas en el ejemplo de Jesús, las Hermanas del Amor de Dios dedican su labor a la formación humana, espiritual y académica de niños, jóvenes y familias, especialmente de aquellos más necesitados. Su carisma se centra en la evangelización y la educación como herramientas para transformar vidas, con un enfoque en la inclusión, la solidaridad y la fe.
Hoy en día, la Congregación está presente en varios países, llevando su mensaje de amor y esperanza a través de colegios, proyectos sociales y obras pastorales. Su lema, "El Amor de Cristo nos Urge", refleja su compromiso con una educación que no solo instruye, sino que también transforma corazones.
El carisma de las Hermanas del Amor de Dios se centra en "Hacer el bien con alegría", inspirado en el amor incondicional de Dios. Este carisma impulsa a las hermanas y a quienes colaboran con ellas a:
Evangelizar a través de la educación: Transmitiendo valores de fe, amor y solidaridad en el día a día.
Servir con amor y respeto: Especialmente a los más vulnerables, promoviendo la justicia, la dignidad y la inclusión.
Vivir la alegría del servicio: Aportando esperanza y optimismo en cada acción.
La Congregación está presente en diversos países de Europa, América, África y Asia, llevando su mensaje de amor y servicio a través de colegios, proyectos sociales y obras pastorales. Cada obra educativa y social busca formar personas comprometidas con el bien común, capaces de construir una sociedad más justa y solidaria.
En sus colegios, las Hermanas del Amor de Dios integran la fe, el conocimiento y los valores, formando ciudadanos responsables y comprometidos. Su modelo educativo fomenta el desarrollo integral, desde lo académico hasta lo espiritual y emocional, siempre en un ambiente de respeto y acogida.